BASTA DE FEMICIDIOS
Lic. Raúl E. Valobra
Es difícil escribir sobre un tema tan dramático que nos impregna dolor, un dolor que tiene que ver con la impotencia, con la indefensión de género puesta de manifiesto cuando alguien decide agredirlas, de la forma que sea y con las consecuencias que tengan pero que nos golpean con mayor grado de visibilidad cuando se desencadena una tragedia como los es un femicidio, ante el cual todos nos replanteamos el alcance de las instituciones que deben velar por los derechos del género femenino.
Esta violencia de género que inunda la sociedad debe ser analizada, deconstruida con participación de las organizaciones que pelean por los derechos de las mujeres en medio de un patriarcado que resiste a la retirada pero que no se inicia, lamentablemente, con este triste suceso de la semana anterior, claro que no, apenas cuatro meses atrás en el barrio Primero de Mayo, un hombre mató a su ex pareja y a dos integrantes más de la familia; y en mayo pasado asesinaron a una mujer a mazazos cuando volvió del baile en el barrio Los Aromos.
Además de estos terribles femicidios, hubo también un intento que concluyó con la víctima apuñalada varias veces, que finalmente pudo salvar su vida luego de ser asistida en el hospital, esto es sobre los hechos más recientes e impactantes pero no son todos los sucesos que acontecieron en Cañuelas en este último tiempo, lo llamativo, lo que hace ruido es que siempre se movilicen cuando se trata de personas de determinado estrato social, que por ejemplo no tenían los tres casos enumerados anteriormente.
Ninguna muerte debe doler más que otra, ninguna vida tiene más valor que otra, sin embargo, no hubo marchas ni manifestaciones, ni acusaciones contra nadie en los casos anteriores, lo que me obliga a expresar que la lucha debe ser de género y no de clase, hagamos cambios profundos en la mirada de todos nosotros, hombres y mujeres, sin excepciones, desterremos la violencia de género con sanciones palpables más que amenazas inconsistentes pero que en esa lucha también se incluya la violencia que las propias mujeres vierten en el seno de la sociedad.
No olvidemos que en este país hace 6 meses intentaron asesinar a la actual vicepresidenta luego de tanta persecución y hostigamiento político, mediático y judicial, mientras la Justicia se niega a investigar a todos los responsables; tampoco perdamos de vista que desde la oposición se habla de cerrar el Ministerio de la Mujer por considerarlo innecesario, sin que nadie haya salido a reclamar por semejante aberración; o que un político acusó a la ministra del área de “lesbiana”, como si esa condición fuese un insulto o degradante o impida desempeñarse al frente de la cartera ministerial.
Si vamos a deconstruirnos todos que sea sin excepciones ni hipocresías, dejando de lado las miserias que muchos esconden para agitar las banderas feministas solo cuando es conveniente a sus intereses y representa sus ideales y no de forma irrestricta, como debieran hacerlo, siempre, si es que se defiende la igualdad de género, el fin del patriarcado, el fin de la violencia machista, algo excede solamente al género masculino y que se inscriben en problemáticas más profundas que ni siquiera aún estamos dispuestos a debatir.
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