La manipulación de los medios y las cacerolas del odio

La manipulación de los medios y las cacerolas del odio

Por Raúl E. Valobra

Los personeros del poder, Clarín y La Nación, salieron a defender los intereses de Techint y el resto de esa asquerosa runfla, que en un claro desafío al poder político despidieron a 1450 obreros en plena pandemia. Para eso, el monopolio del odio, necesita correr la mirada de la sociedad de sus defendidos, generar otros enemigos, desviar la atención y entonces desde su poderosa maquinaria inventan un cacerolazo.

El motivo es pegarle a los políticos, exigirles una reducción salarial, una quita, una donación, como si eso fuese la solución a este momento, solo para ocultar el desprecio de toda la Argentina a Paolo Rocca y su grupo empresarial. Ellos, que fueron el brazo armado del vaciamiento del país por parte de estos empresarios, que callaron con el artero endeudamiento, que auspiciaron el engaño con las dosis diarias de veneno que le inocularon a la gente.

Ellos, socios en negociados y contubernios del corrupto poder económico del país, blindan ahora a los miserables que decidieron despedir personal en medio de las desgracias acuciantes de la pandemia del COVID-19. Porque hay que limarle poder a Alberto, porque tiene 90 % de aprobación en su gestión y un 82 % de imagen positiva y nada de eso es bueno para ellos que son la antipolítica y eran hasta hace poco los dueños Estado.

Hay que degradar la imagen de Alberto, porque es peligroso que crezca tanto un líder que piensa en la gente más que en el Mercado, un gesto de populismo que los subleva porque encierra humanidad, algo de lo que ellos adolecen. Es peligroso atacar a la política, porque representa a todos los estratos sociales, pero ellos quieren que sea un territorio exclusivo de los ricos, teniendo una amplia representación de clase e intereses en el manejo del Estado.

La política debe significar una verdadera oportunidad para todos los ciudadanos del país, como cualquier otra esfera de la realidad, para que también puedan elegirla los mejores y no sea solo la resignación de los oportunistas. No consuman ni compren odio, sepan ver detrás de lo que se muestra como evidente, a ellos jamás les importó la patria ni su gente, y si hoy cacerolean contra los políticos es porque esconden otros motivos inconfesables.

Qué pena que no entiendan que esas cacerolas serían más útiles si, con amor, la llenaran de comida para compartirla con aquellos que la están pasando mal, por culpa del COVID-19 y por el gobierno que ellos votaron hace 4 años. Son inmorales por donde se los mire, vuelven a escena luego de haber tolerado la destrucción del país y mientras lo hacían nunca le reclamaron nada a sus políticos y hoy quieren pedírselo a quienes están enfrentando con hidalguía la pandemia y el país heredado.