Los Gauchos de Lewis
Con esa flagrante contradicción de ser nominados “Los Gauchos de Lewis”, ahí cabalgan, parte de aquellos que, desde siempre, están vinculados a nuestras tradiciones más profundas, a la defensa de las raíces identitarias de la Patria, hoy luchan en defensa de un terrateniente inglés, magnate ligado a una élite económica que condiciona y boicotea el desarrollo del país.
“Los Gauchos de Lewis”, lacayos ¿a qué precio se venden para defender la brutalidad de una usurpación ilegal y violenta? que además desde la ética nacionalista no tiene razón de ser ¿cómo miran a sus hijos, a sus padres, a sus amigos, quienes salen a atacar a los que buscan recuperar Lago Escondido para la gente? ¿cómo sobreviven a tanta miseria humana los traidores?
Ahí andan a caballo, mercenarios detestables, sintiéndose héroes, aunque en realidad sean apenas unos villanos, arremetiendo contra los manifestantes, golpeándolos con toda su cobardía, llevan en su interior el vacío de los apátridas, el estigma de la traición, el dolor de la orfandad filiatoria, algunos con un poco más de vergüenza cubren los rostros, pero son igual de canallas.
“Los Gauchos de Lewis”, matones a sueldo, mano de obra barata dispuestos a matar para demostrar el grado absoluto de sumisión que revisten, estos capangas sin coraje que con palos, armas, cuchillos en su cintura, y sobre todo con el respaldo del poder político y judicial, se le plantan a la gente para sostener el robo de nuestra soberanía, de un pedazo del territorio nacional.
En algún lado leí: “Las Malvinas son Argentinas, Lago Escondido también”, y eso me hizo clic en la cabeza, ya que ambas usurpaciones están en manos piratas, Malvinas con el dolor irreversible de una guerra y las muertes provocadas, Lago Escondido, con las prebendas y patrañas del poder económico; el dolor ante despojos de soberanía no puede ser selectivo, duele siempre y por igual.
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