Malvinas Con Sentimiento Nacionalista
Han pasado 37 años; y Malvinas no deja de dolernos; nos golpea incesantemente, es esa herida que nunca logra cerrar, más allá de velar por ella y protegerla.
Malvinas representa hoy la bandera que nos hermana y nos identifica como argentinos, despeja las diferencias y despierta el sano sentimiento de nacionalismo que nos robaron los feroces procesos de extranjerización que allanaron los caminos para la expoliación económica. Malvinas tiene hoy el valor propio del Himno.
Pero también Malvinas nos duele como guerra, como imperio de la barbarie. Porque nadie hoy, aquí y ahora, mandaría a sus hijos a pelear una guerra porque no convalidamos, como sociedad civilizada que somos, el derramamiento innecesario de sangre para resolver ningún conflicto. Malvinas, nos impacta en la memoria, por esos chicos que permanecen en las islas, abrazados a su descanso eterno, jóvenes que aceptaron con coraje el desafío de ser hombres y de dar su vida por la patria, nuestra patria.
Malvinas, nos golpea desde el despojo que sufrimos por parte de una nación que ha hecho de la conflagración bélica su sistema de expansión sistemática, ampliando los límites territoriales, a espaldas de todos los organismos internacionales que toleran, históricamente, este abuso.
Malvinas proyecta el carácter irrenunciable de nuestro reclamo por la recuperación de ese territorio que añoramos con un renovado sentimiento de ausencia que no puede mitigarse ni descansa. Cómo podrían decidir los isleños el destino que debe dársele a las islas si apenas alcanzan la denominación de “usurpadores”, pobladores artificiales plantados allí por Gran Bretaña. Cómo podrían pretender los isleños una resolución de las Naciones Unidas que contemple el principio de autodeterminación si su permanencia está sostenida sobre la ilegalidad de un claro acto de colonialismo retrógrado y anacrónico.
Cómo podrían los isleños, tener ingerencias en las decisiones sobre los intereses de nuestro territorio si carecen de argumentos naturales para presentar ante las cortes del mundo para justificar su estancia en este hemisferio sin ser tildados de “colonialistas y expansionistas”.
Nunca podrán decidir ellos sobre las Islas Malvinas porque no engendraron jamás un vínculo de pertenencia afectiva que pueda hacer que las sientan suyas. Las Malvinas son argentinas no sólo por localización geográfica sino y ante todo Son argentinas por el Amor que nos recorre, porque sólo nos pertenece aquello que amamos, aquello por lo que somos capaces de darlo todo.
Seguro que no, que no pueden interpretar la necesidad que nos moviliza, ese incanjeable emblema de restitución que nunca dejaremos de agitar, con un intenso sabor a desgarro que nos envuelve, que ostenta además la firmeza de nuestro reclamo y se contagia del espíritu de nuestros héroes, de su abnegación.
Para nosotros Malvinas significa la amputación de un pedazo de patria. Es un pedazo de bandera que nos arrancaron. Para ellos, los ingleses, Malvinas significan: negocios económicos; recursos naturales; puntos territoriales estratégicos; una avanzada colonialista que pone sobre el tapete el cinismo de las organizaciones mundiales que deben resolver estos litigios.
Sin siquiera mencionar la hipótesis del conflicto bélico que ellos alimentan para justificar, a nivel mundial, el arribo innecesario de armamento convencional y nuclear, desentendiendo que Argentina posee derechos naturales inalienables sobre esos territorios que nos llevan a apelar la arbitrariedad violenta con que nos fueron despojadas.
Malvinas nos golpea, siempre nos golpea, con un golpe seco y helado que nos exige conciencia, es un grito incesante que no calla, que aturde y nos inflama. Porque Malvinas tiene la sustancia del relato épico que encarnaron nuestros soldados, más allá de la cobardía manifiesta de las cúpulas militares, Malvinas siembra en cada argentino el llanto de la ausencia y la persistencia del heroísmo que heredamos de esos soldados.
Por 37 años sentimos que Malvinas nos golpea; y repite el nombre de cada combatiente y el gesto de su sacrificio. Malvinas nos golpea con los nombres de quienes quedaron y quienes retornaron. Por todos, juntos, volveremos a ver flamear sobre ese pedazo de suelo patrio nuestra bandera.
Comentarios (0)
Comentarios de Facebook (0)