Mucho más que un domingo
Lic. Raúl E. Valobra
Este domingo 13 de agosto nos preparamos para protagonizar un momento crucial de la democracia, en sus 40 años ininterrumpidos luego de la dictadura, una elección que por otra parte define no solo el perfil político del gobierno sino además el rumbo económico y social de nuestros próximos 20 años, porque otra victoria de la derecha nos sumiría en un escenario impredecible, de difícil retorno, es en este enfrentamiento electoral el poder real juega sus chances de rehacerse nuevamente con las estructuras del país para resolver de qué manera iniciar el exterminio definitivo de los tres pilares del Peronismo: Independencia Económica, Justicia Social y Soberanía Política.
Con todas las contradicciones que pueda inventar la derecha, la única resistencia que hoy encuentra el poder para no arrasar con nuestros derechos es el Peronismo, entendiendo también su adaptación y readaptación a los tiempos dentro de una sociedad que ya no es aquella que lo dio a luz el 17 de Octubre de 1945, subiendo a escena a un protagonista hasta entonces silenciado: el Pueblo; por esta razón, si bien se sostienen los mismos ideales del primer Peronismo como banderas ni la política ni el Pueblo lo pueden extrapolar de manera directa ignorando los casi 80 años de historia que nos separan de esta gesta.
Restarles importancia a la pobreza intelectual y discursiva de sus candidatos sería un grave error, son poderosos y no en términos económicos, la referencia es sobre el entramado de poder que manejan en sus inocultables contubernios, desde allí llegamos entender y explicar los motivos que pueden llevar a un obrero o a un jubilado a votarlos, inoculan durante 24 horas la dosis fatal de un veneno letal desde la manipulación” en los medios hegemónicos del país; actúan corporativamente a nivel judicial con el “law fare”, la persecución y hasta la proscripción política; por último operan cual mafiosos –que son- en materia económica, con especulación, inflación y corridas cambiarias.
Porque toda esta volatilidad financiera e inflacionaria es un principio de incertidumbre económica generado por ese empresariado apátrida que recurre a un accionar deleznable en contra de los intereses de las clases más vulnerables, que reciben sobre sus espaldas el latigazo de cada aumento injustificado de los alimentos que los especuladores -como si fuesen delincuentes- planifican siniestramente para saquear sus bolsillos flacos, arrastrándolos al desánimo, a la derrota cotidiana contra una canasta inalcanzable que los condena al hambre y la miseria.
En este contexto es difícil imponer un discurso optimista y superador que por contigüidad no sea teñido de ese dolor social, culpando a este gobierno por la situación actual de la economía, quedando atrás el detalle de los 45 mil millones de dólares que el macrismo nos dejó como única herencia y que no muchos pueden analizar dentro del panorama internacional y su coyuntura con: los efectos destructivos de la pandemia, la guerra entre la Ucrania de la OTAN y Rusia con el consiguiente aumento de los combustibles y alimentos; y la crisis financiera mundial que provocó a escala planetaria durante el 2022-2023 la desaceleración del crecimiento económico.
Variables complejas que no siempre son tenidas en cuenta cuando los apremios económicos rigen la charla hogareña, cuando la frustración y las distopías cambian el humor de las familias, cuando la inmediatez de las urgencias nos priva de soñar con horizontes lejanos, pero aún así y a pesar de todo, como en aquel 17 de Octubre de 1945, todo lo mejor siempre va a llegar de la mano del Peronismo, siempre ha sido así, este país luego de cada catástrofe social que dejó la derecha se puso siempre de pie de la mano del Peronismo, así lo está haciendo, aunque falta, y así lo hará, por mandato histórico.
Comentarios (0)
Comentarios de Facebook (0)