¿Radicales Libertarios?

¿Radicales Libertarios?

Y de pronto, por si le faltaba algo a esta mezcolanza, tan burda y cruel, aparecen en escena los Radicales Libertarios; yo les juro que trato de ser descriptivo sin caer en la adjetivación hiriente, pero es tan difícil mantenerse al margen de la emocionalidad para dejarse llevar por toda una andanada de frases insultantes.

Lo bueno es también saber que este grupo, o parte de ellos, vienen lucrando con un sello vacío que les sigue redituando un método de subsistencia, y sin ponerse colorados dejaron de ser Radicales para integrar la lista de De Narváez, el primer “bluf” de la era moderna de la política, aunque la odisea les duró muy poco.

Pronto, ya devueltos en Radicales, probos y honestos, vieron que el barco del oportunismo enfilaba hacia el Pro, entonces hacia allá fue este grupúsculo minoritario, a negociar el sellito; y entre idas y venidas fueron protagonistas de una interna que, por supuesto, no ganaron peeeero los mantenía en la palestra.

Sin embargo esta facción del radicalismo, con ideología en subasta permanente y principios en retroceso, tendría una última conversión, porque con el manual de fracasos y frustraciones bajo el brazo desembarcan ahora en LLA; y que nadie se atreva a pensar que se trata de una maniobra orquestada con fines de lucro.

Sí, claro que sí, cuando uno piensa en la decadencia de la política, enseguida se nos viene gente así a la cabeza, convengamos que abunda la mediocridad y que en la generalización barata es posible creer que los malos han ganado la batalla y que los buenos apenas pueden alzar la voz para oponerse a los “mercaderes del templo”.

La degradación del campo político se produce por acciones desvergonzadas de este tipo, cometidas por los tránsfugas que deciden cambiar de partido de una elección a otra, “cagándose” en aquellos que llegan a votarlos, aún sabiendo lo espantoso que son y la vileza con la que encarnan la teoría del camaleón.